El poder de los acuerdos: una historia real sobre sostenibilidad y compromiso en la empresa familiar
En Mesa Familiar lo sabemos bien: construir acuerdos en una empresa familiar es un ejercicio profundo y desafiante. No se trata solo de redactar documentos, sino de abrir espacios imparciales, honestos y equilibrados para conversar sobre lo que importa: el futuro de la empresa, el rol de cada persona, y el propósito común que los une como familia.
En estos procesos, que son todo un reto, no hay atajos. Se requiere coraje para hablar, escuchar y ceder. El consenso no es simplemente una meta, sino un camino donde la transparencia, la equidad y la armonía se convierten en pilares fundamentales. Cuando las decisiones se toman con base en acuerdos y no en imposiciones, Conseguimos que la familia se fortalezca y la Empresa se vuelva Sostenible. El Bien común prima sobre el bien individual.
Alejandro Escobar Bravo lo vio de cerca: empresas que desaparecieron, familias divididas, decisiones que nunca se tomaron o que se tomaron mal. Como miembro de la tercera generación de una familia empresaria, conoce bien la estadística: el 70 % de las empresas familiares no sobrevive el paso de la primera a la segunda generación. Pero su historia no es una de fracaso, sino de compromiso, visión y aprendizaje.
Recientemente, Alejandro y su familia firmaron un protocolo de familia que, aunque no garantiza el éxito, sí los pone en la mejor posición para construir un futuro sólido. En sus palabras, este proceso no solo fortaleció la empresa y la familia, sino también las relaciones entre hermanos, primos y generaciones.
Su testimonio es un poderoso reflejo de lo que ocurre cuando se trabaja con compromiso, visión y confianza. Hoy comparten con orgullo la firma de su protocolo de familia, un documento que simboliza mucho más que normas: representa un nuevo pacto para perdurar.
Aquí te compartimos sus palabras. Si formas parte de una familia empresaria, esta historia te resonará.
Testimonio de Alejandro Escobar Bravo
“El abuelo la hace, las hijas la siguen, las nietas la gastan. Yo he oído esta expresión paisa toda la vida desde chiquito. Y esta es sólo una de las formas como las Empresas Familiares fracasan; hay varias versiones de la misma desdicha. Mal manejo, peleas personales, nepotismo, falta de interés, ausencia de mecanismos de toma de decisiones, o como en mi caso simplemente ausencia.
Desafortunadamente en los años más formativos de mi vida, cuando todavía vivía en Colombia, vi diferentes tragedias de las estirpes en tiempo real. Los ejemplos no faltan y tenía pensado nombrar un montón de apellidos, pero creo que mejor no hace falta. Todos los hemos visto y sabemos de ellos.
Estadísticas a nivel mundial indican que el 70 por ciento de las Empresas de Familia desaparece en la transición de la primera a la segunda generación. Otro 20 por ciento se pierde en la tercera generación y sólo el 7 por ciento logra arribar a la cuarta generación.
Hoy estamos firmando un Protocolo que, aunque no puede garantizar el éxito de las empresas o la unión de la familia, yo estoy completamente convencido nos pone en la mejor posición y trayectoria para no cometer los mismos errores que muchas familias han cometido.
Quiero agradecer a todas las personas que estuvieron involucradas en el proceso. Directamente asistiendo a las reuniones, dando ideas, escuchando posiciones, escribiendo secciones, redactando parágrafos…pero también a los que nos involucramos indirectamente por medio de los representantes de cada torre.
Gracias a Jorge Andrés por facilitar y a los voceros de cada Torre Familiar.
Codificar el amor y el sentido de pertenencia es imposible, pero codificar el resentimiento y el odio es muy fácil.
Mil gracias a todos por trabajar hasta encontrar consenso y por no caer en la cómoda posición de la intransigencia.
Muchas gracias por haber decidido desde el principio que las decisiones fueran por consenso y no por simple mayoría. Las decisiones por simple mayoría aprisionan las minorías y como diría el filósofo inglés John Stuart Mill, son semejantes al comportamiento de tiranos y déspotas.
Pero también gracias a todos por no caer en la tiranía de la minoría, que es una de las debilidades de los procesos por consenso, donde el enroque en una posición paraliza el proceso.
Que hoy estemos firmando este Protocolo demuestra no hubo tiranía de la mayoría ni de la minoría.
¿Es éste protocolo perfecto? No. ¿Todos obtuvimos lo que queríamos? No.
Pero esta imperfección es parte de la grandeza del proceso y el documento. Es más, es parte de la grandeza de esta familia. Como dijo Stephen Hawkin “Una de las reglas básicas del universo es que nada es perfecto. La perfección simplemente no existe. Sin la imperfección, ni tú y ni yo existiríamos”
Esta imperfección significa que hubo compromisos y se consideraron posiciones que otros presentaron.
Además, hoy no es el final del proceso sino el principio. El protocolo es un documento viviente, que debe evolucionar a medida que la familia cambia, crece, y el contexto social y económico en el que operamos y vivimos evoluciona.
También algo que es cerca de mi mente y corazón es que el Protocolo asegura equidad de Sucesión. Y estas partes del proceso, de las conversaciones, me abrieron los ojos a ciertos temas que son difíciles de afrontar, pero necesario. Me enseñaron y me dieron coraje.
Quiero agradecer a mi mamá, y a la segunda generación en general por confiar en nosotros los de la tercera. Por involucrarnos. Y aunque yo sé que en sus corazones seguiremos siendo culicagados ya no somos, pues literalmente, culi-cagados. Somos profesionales exitosos, emprendedoras, trabajadores, educadoras, académicos, estudiosas, artistas.
Sinceramente espero que este proceso del Protocolo les haya demostrado a todos que 17 estamos listos a romper el ciclo que dice que “las nietas y los nietos la gastan”.
Quiero aprovechar este espacio también para agradecer a mis hermanas. Mi hermana mayor fue la representante de tercera generación de nuestra torre durante el proceso. Y ahora mi hermana menor, ha tomado la batuta para ser nuestra líder. Nuestra torre asumió todas las posiciones que tuvimos en conjunto y dialogando. Con un mini consejo familiar de torre.
Yo toda la vida he confiado emocionalmente en mis hermanas 100%; ellas han sido mis anclas en tiempos de tormenta, mis confidentes, las personas a las que acudo cuando necesito consejos. Pero el proceso del protocolo me mostró un aspecto de ellas que no conocía. Su visión, su espíritu emprendedor, su valoración por la pertenencia y la tradición, su sentido de equidad y respeto, y su capacidad de ponerse en los zapatos de otros. Todas estas cualidades son órdenes de magnitud por encima de las mías y fueron un contrapeso importante a mi personalidad desenlazada de emociones, conflictiva, cínica, y adversaria.
A la generación que sigue, espero que este proceso les enseñe que es posible ser emocional y racional al mismo tiempo. Estos sentimientos no son contrarios y pueden ser complementarios. Hoy finalizamos exitosamente una etapa que mezcla y balancea las emociones y la razón.
Gracias a los abuelos por empezar algo maravilloso, a la segunda generación por tener la visión de embarcar en este proceso, a la tercera por participar activamente, y a la cuarta…sin estrés…su tiempo llegará…por ahora concéntrense en educarse y crear su propio camino que su tiempo está a la vuelta de la esquina. Pero están bienvenidos a involucrarse cuando se sientan listos. En este momento esta decisión es de ustedes y de nadie más.
Mucha suerte a todos implementando el Protocolo y recuerden que son reglas del juego y no esposas que nos atan a un lastre.
Alejandro Escobar Bravo
Conclusión: acuerdos que construyen futuro
En Mesa Familiar estamos convencidos de que estos procesos, aunque complejos, son el verdadero camino hacia la sostenibilidad de las empresas familiares. El protocolo no es un punto final, sino un punto de partida. Un documento vivo que refleja el compromiso de una familia con su historia, su empresa y las generaciones por venir.
La historia de Alejandro y su familia nos recuerda que, cuando se prioriza el bien común, se crean las condiciones para que florezcan la confianza, la transparencia y la continuidad. Y que, al final del día, los acuerdos bien construidos son los que permiten que la empresa trascienda y que la familia permanezca unida.